sábado, 15 de septiembre de 2012

En los Zapatos de la Madre de la Novia




Como si fuese un ser único el bullicio de la gente se mueve sin razón explicable
al largo pasillo que lleva hasta la cocina y el salón.
La madre de la novia se queda sola, ya lo estaba momentos antes de que todos
se fueran pasillo abajo. Termina por fin de ponerse los zapatos. Quizá éstos
hayan dado sus primeros pasos por aquel pasillo, pero será la primera vez que
lo hagan para bajar las escaleras y pisar la calle, y más tarde incluso bailar.
Sentada, mueve ambos tobillos cambiando de postura sus pies mientras los mira.
Suspira.
Se olvida de pies y zapatos y alza la vista al vestido, radiante, como su mirada.
Ahora suavemente hace presencia una sonrisa.
La mayor parte de élla no está ahí, pasea por su memoria o sabe dios qué estancia
de su interior. Sea lo que sea empieza a emocionarse, lo puedo notar.
No hay rastro alguno de tristeza, más bien lo contrario.






Me pierdo también yo, pensando qué estará pensando.



Así permanece el tiempo que se tarda en escuchar unos pasos nerviosos que
llegan ya desde pasillo.
Sole vuelve a ocupar su cuerpo en tres segundos, a tiempo de levantarse y,
mientras queda oculta la emoción que aún lleva tras el sombrero,
desde allí suspira, se levanta y dice:
'Mira, ¿cómo los ves?'.




(Pincha para verlas mejor)



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2 comentarios:

  1. El sueño del fotógrafo: estar dentro y fuera al mismo tiempo. Para eso no basta con saber mirar, hay que conocer bien la ocasión y los personajes, hay que ponerse en lugar del observado mientras se observa.
    En la boda de una hija o de un hijo se concentra todo el tiempo pasado y futuro en un detalle cualquiera de todos los que se amontonan por las estancias ese día. Sin el rito, sin toda esa parafernalia, cómo podríamos protegernos de los estragos de la emoción, del peso de todo ese tiempo concentrado en un punto.

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  2. Es que son momentos de máxima tensión (je,je,je). Buen reportaje. La fuerza del rojo es un acierto
    Un cordial saludo

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