miércoles, 22 de julio de 2009

Pintadas


Las pintadas que no dicen nada suelen tener cara, que las que dicen o gritan algo sólo tienen palabras, casi nada, que van perdiendo fuerza con el tiempo hasta que se las lleva otra capa de pintura y no el viento, aunque mudas y olvidadas queden todas.
Las primeras, las caras pintadas, no suelen tener una vida demasiado larga pero lo compensan con un carácter que les viene de nacimiento. Un carácter casi siempre subjetivo porque no tenemos costumbre de preguntar a sus padres, aunque es verdad que muchos de éllos se mantienen en el anomimato.




Así pues me pregunto yo por la personalidad de cada una y, sobre todo, en qué entretienen el tiempo, en que piensan, si las que ya son malencaradas van agriando el humor, si les gusta que la gente les mire y qué opinan de nosotros, si se aburren o se deprimen, si maldicen la vida que les ha tocado vivir, si ven la botella medio llena...




La próxima vez me llevaré el tripode. Sacaré fotos mientras estan solas, mientras la gente les mira al pasar, cuando las gaviotas y palomas picoteen donde deberían estar sus pies, qué no darían por tenerlos, quizá mientras sale el sol o éste se oculta, que las dos cosas no podrán ver...
Un día y el siguiente y al otro también, porque me parece a mí que nadie ha comprobado si cambian el gesto y ésta va a ser la única forma de saberlo, de descubrir si sólo están inmóviles mientras saben que alguien les observa.