Se acabaron, otro año más, los viernes por la tarde.
Nada al principio hacía pensar que al primero le fuera a seguir un segundo y un tercero.
Tampoco creía yo que, poco a poco, me alejara tanto sin dejar de estar. Pero la culpa es algo que no evita que disfrutara como siempre, viendo un maestro que les abre una ventana distinta a la que asomarse, metiéndoles por los ojos el gusanillo de observar..., plantando en éllos parte del selvático oasis de la fotografía.
(Pinchar el los links si queréis entenderlo mejor).
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Me encanta el color de la fotografía! Tiene un toque especial.
ResponderEliminarYa sabes tú que de maestro nada de nada. Como mucho pastor al que se le escapan cada día todas las ovejas y se resigna a esperar que vuelvan, si es que vuelven.
ResponderEliminarEn cualquier caso, los niños nos dan siempre mucho más de lo que nosotros les damos a ellos. Somos unos privilegiados por tener esta oportunidad.
...maestro, guía, pastor...
ResponderEliminarviene a ser muy parecido, ¿no?
Me gusta mucho esa niña y tus palabras. Juntas dicen mucho más.
ResponderEliminarAbrazos.
Cuantos pensamientos recorreran esa cabecita....
ResponderEliminarBuena toma!!
Saludos!!