No recuerdo cuando las vi por primera vez, quizá en algún cuento de Simbad, de niño, pero sí que las llevaba Baltasar.
Algo me escamaba a mí de todos aquellos reyes que veía por la tele y de los que veía de cerca. Más que ninguno, precisamente, Baltasar. Un hombre con la cara y las manos pintadas...No había visto yo muchos hombre de piel oscura, quizá ninguno si no cuentan todos los de las películas de Weissmuller y las distintas séries americanas.
A lo que iba...no me gustaba Baltasar, pero su ropa me fascinaba, y no soy de los que se fija en esas cosas. Lo más alucinante eran la babuchas.
Ya no me acuerdo de lo que pensaba de ellas, pero sí que creía firmemente que con los pies ahí dentro la vida era mil veces mejor, que mientras las calzabas la sonrisa no abandonaba tu cara, que tenían algo mágico.
Y, aunque siempre lo pensé, nunca pedí unas.
Hermosisima imagen!
ResponderEliminarBuenas noches a aquellos que saben que cosa sea soñar,y por que en el sueño puedan realizar todos sus deseos.
ResponderEliminarSaludos de bellos sueños
Los recuerdos nos asaltan estas fechas.
ResponderEliminarDe mayor me probé unas babuchas pero la imagen que vi en el espejo no me favorecía. Creo.
Una fotografía tan enigmática como lo que represente una noche tan especial.
Un brazo
Acertar al regalar es difícil pero todavía lo es más acertar en el pedir. Esas babuchas de la foto no están al alcance de cualquiera porque no son de este mundo, pero ahí las tienes, y sin pedirlas.
ResponderEliminar(Qué fotos más extrañas nos regala la noche. Tenemos que cultivarla más)