A saber por qué oí yo sus murmullos, su risa nerviosa y queda, entre el ruido de vasos y de la leche en la cafetera poniéndose a punto para mezclarse con el café en tazas blancas.
Ardiendo todos, café, leche, cortina y planta.
Acercándome supe de su timidez. De la timidez del primer amor, tras una ventana.
Que sonrojarse no pueden, aunque lo hagan. Y yo lo ví, por no ser indiscreto, disimulando la mirada.
Temblaba aquella hoja, como una mano, mientras buscaba acariciar a su amada. Una primera caricia.
Y ella, temblando también, espera. Y nos parece interminable el momento en que llegue a tocarla y todo arda como la estopa, como el café en la taza.
Que mariposas no ví, pero cientos allí volaban.
sólo necesitan la ayuda de la brisa...
ResponderEliminarTiene razón Elisa. No hay más que abrir la ventana.
ResponderEliminarQué bonito todo querido Josh.
ResponderEliminarTus rincones siempre me fascinan Josh. El arte de la sencillez, la profundidad de cada sentimiento en cada objeto, lugar o persona.
ResponderEliminarSaludos
El ambiente que se respira en esta fotografía, me hace imaginar a su propietaria, la que descorre las cortinas y vuelve a correrlas por la noche.
ResponderEliminarLa que riega las plantas y les quita las hojas secas.
Me encanta el aroma de esta imagen.
Jeanne