Hace ya demasiado tiempo me dejó, una mañana, sacarle un par de fotos. Como hoy.
Aquéllas eran delante de una puerta azul. Éstas a pocos pasos de allí, con el mar de fondo.
Me recibió como si me hubiera echado de menos y ante tal regalo le ofrecí mi mano, la que no tiene la cámara, con una docena de caricias.
Entonces ya pensé en las vidas que llevaría gastadas mi amigo pero fué aquí sentado cuando supe con certeza las que le quedaban.
Me encanto la mirada del gato.
ResponderEliminarMuy buena foto!!!
Viviendo donde vive lo raro es que todavía le queden tantas.
ResponderEliminarAirear las sombras como el que tiende la ropa con olor a humedad. Saber cómo y cuándo gastar cada una de esas vidas.
Estupenda, Josh.
Me encanto la pose del gato, y como se ve a su lado la fiel sombra y luego atras el reflejo, es un buen juego...
ResponderEliminarMe encantaria probar acariciando a un gato, adivinar cuantas vidas le avecinan...
Buena toma!
Saludos y mana!!