sábado, 24 de diciembre de 2011

Burros en la Niebla




Tengo en la memoria, como todos, historias que mi padre me ha contado de su niñez.
Como alguna en que la protagonista era una burra que tenían en casa y a la que le gustaba mucho el pan. Tanto que si estaba en el patio y sabía que no había nadie dentro de casa se las ingeniaba para abrir un par de puertas y colarse en la cocina, irse directa al armario donde se guardaban las hogazas cocidas para la semana, abrirlo también y darse un buen festín. Algo digno de haberse fotografiado.
O cuando, con menos de diez años y montado en ella, mi padre soltaba las riendas para que la burra le llevara directo a casa entre una niebla tan espesa que podía hacer que se desorientara el más viejo de los lugareños.
No puedo evitar pensar en los paralelismos entre este animal, con clara tendencia a obcecarse,  y mi propia mente. Perdida en la niebla y moviéndose por la intuición...
...pero la intuición no basta para llevarme más allá de los sitios conocidos.


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