lunes, 9 de marzo de 2009

Coincidencias (Expediente 001)

Con más de media hora por delante, decidí probar mis fuerzas y subir hasta que viese la mar. La brisa nivelaba la balanza con el esfuerzo, por eso no me senté. Bueno, por eso y porque mis ojos, inexplicablemente, se empeñaban en desviarse del faro.



Subí algo más, para darle capricho a mi vista, como el que accede a alargar el paseo, y la correa, ante la melosa insistencia de su perro fiel.
Bajé sonriendo.





Ya por la mañana, y a pesar de la prisa, un encuentro casual me detuvo justo en medio de una 'Historia de Amor'. Paré lo necesario para hacerle hueco a otra sonrisa en la bolsa del alimerka.
Y es que hay días en que las coincidencias deciden jugar como 'los pelayos' en la ruleta de las probabilidades.
Tanto, que en este día de febrero me sentí en varias ocasiones como si acabara de colarme accidentalmente en algún rodaje, preparado con minuciosidad, justo un segundo después del 'acción'. Como si fuera el incrédulo testigo de otra dimensión invisible para los demás. Como Alicia.
'Qué pena que estén retirados Mudler y Scully', me repetí aquella tarde después de agotarse las baterías como un bonzo que dice 'hasta aquí'...
Mientras bajaba, coincidí con un erizo que iba caminando, sin prisa y sin reloj, unos metros delante de mí. Casi pavoneádose el primer minuto , indiferente los dos minutos siguientes, acelerando disimuladamente el paso después, al poco mirando hacia atrás con fastidio y finalmente, y evidentemente malhumorado, saliéndose de la carretera para perderse entre la hierba.
Y toooodo ese tiempo probando pilas con desesperación, sin conseguir que la cámara volviera a la vida. Y, ya lo he dicho, sonriendo.