
Fué esta tarde cuando me vino a la cabeza algo de lo que no me daba cuenta pero que ya sabía, y es que mi mayor entretenimiento es perseguir xanas y trasgos, duendes y diaños burlones, que si les prestas demasiada atención pueden transformarse, a la vuelta de cualquier árbol, en un egoísta y mal encarado dictador. O desaparece de tu vista, sombra incluida, mientras intuyes las piruetas que está haciendo a tu alrededor, como un 'niño perdido' cubierto de polvo de hadas.
Hay que mirar mucho para saber cuando mirar.
Está claro: hay que mirar cuando los demás no miran. Solo así se roban escenas al día como tú haces.
ResponderEliminarSi no fuera pedir mucho, y para que la magia sea completa, te pediría que uses un poco de la magia traviesa del photoshop para que te cargues esa especie de manguera o lo que sea esa línea verde que atraviesa las fotos. Si por el contrario resulta que cumple alguna función en la composición, me lo explique usted.
Es estupendo el mudo mágico que has creado, la realidad se confunde con los deseos e ilusiones de los niños, y tu estilo y las luces nos la hacen llegar como si el agite de una varita mágica fuera la causa. Geniales.
ResponderEliminarUn abrazo.
No había visto, lo juro, la mencionada manguera, estimado Xuan, pero ahora que lo dices me he fijado en que, ni las sombras, nadie la atraviesa. Quizá sea una frontera, un límite.
ResponderEliminarGracias, r.a., por tu benevolencia, la verdad es que me gustan más las originales, el ambiente es más mágico.
El caso es que he guardado éstas precisamente porque es así como veo todas las fotos que tengo de niños, como si fueran duendes, mágicos, algo tan tangible y tan fuera de nuestros límites...no sé si me explico.